Ayer escribía desde la emoción de quien se va a juntar con sus amigos a celebrar su cumpleaños, y hoy escribo desde.... la confusión de quien salió ayer y volvió a hacer lo que no debía.
La cena estuvo bien, Q. y M. estuvieron lo suficientemente lejos como para que no hubiese un solo roce o mirada y yo estuve lo suficientemente lejos de Q. como para no sentirme mal con él. Ese "no sentirme mal" duró hasta que empezamos con las copas en el Museo, cuando él empezó a clavar sus ojos en mi espalda y en todos mis movimientos de nuevo... Y volví a enfadarme.
Y luego llegó el grueso de la noche, nos quedamos sólo L., S., M. y yo, y nos vinimos a casa a una hora prudencial. Cada uno a la suya y, al rato, él a la mía. Y ya la hemos vuelto a liar, y cada vez peor porque cada vez me siento "más mejor" así...
Y no, no tengo 15 años!