lunes, abril 17, 2006

Hace ya demasiado tiempo de esto...


Nunca has podido ser el espejo en el que mirarme, y yo nunca he podido ser tu reflejo. Pero sentí que mi luz blanca se hacía arcoiris al encontrarse con tu cristal. Y brillé. Brillé como nadie ha brillado jamás porque con tu luz me hice invencible. Todavía hoy, cuando el sol parece entrar a verme, cuando todavía te adivino entre sábanas de colores y calles sin nombre, todavía hoy, cuando nadie hay en la calle y cuando la gente me rodea pareciendo preguntar algo que no me importa, te sigo esperando... Hay cosas que siguen oliendo a ti y a tu ausencia. Hubo, en su día, un bote de colonia, ahora, en su lugar, hay una mesita esperando que unos pies se posen sobre ella, que una mano le quite las migas, que una voz susurre a su lado... Hoy, tenía ganas de escribir a la ausencia que dejó quien se fue. Porque nadie vuelve, pero nadie se va. El hueco, ese que tengo, no lo llenará nadie. Es mío. Es suyo. Es nuestro. Para ti, para quien seas, para cuando llegues, habrá otro. Porque nadie tiene derecho a quitarnos los sueños...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para mi no son sueños sino recuerdos, tal vez retocados con mi propia paleta de colores, pero asi son mejores y no menos reales.