Ya tenemos al pitufín en la familia. Sí, bueno, todavía en el hospital, pero ya con nosotros. Y es maravilloso ver cómo él, un gusanito de 3,680 y algo más de medio metro de largo, ha conseguido dibujarnos una sonrisa y poner a mi hermana lo más guapa que nunca la he visto. Increíble es, también, ver cómo "eso" que estaba dentro de una barriga, en este caso la de mi hermana, una de las personas que más quiero en este mundo, de repente está fuera y llora conmigo y se tranquiliza, mágicamente, cuando siente que quien está al lado no es otra que su mami, que mi "burgui". Increible...
Jamás pensé que se pudiera querer tanto a ese pitufín peludito que tenemos ya, y al que adoramos... La nueva vida de mi hermana y mi cuñado. La nueva vida de todos. Tendré que acostumbrame...
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