Pues que he vuelto. Nada más que decir... Se fueron los fantasmas y como están empezando a volver disfrazados tras un nombre: Andrea. Siempre él, durante años. Vaya tortura!! (sarna con gusto no pica, que dicen en mi tierra, pero hay que quejarse) Y ahora ha llegado, y está, o ha estado, bastante presente en una vida que no deja de ser mía pero que sueño compartir con él. Y no lo voy a hacer. No. No, porque es un egoísta, porque no me hace sentir bien en ocasiones, porque cada vez creo que es menos la persona que yo busco. Pero al final es que sí: sí por la sonrisa, sí por los momentos en los que me hace sentir que puede acabarse el mundo y no importarme en absoluto, sí por la forma de mirarme, sí por lo sueños, sí porque con él consigo dormir bien, sí porque me sonríe, sí porque es impresionantemente inteligente y culto, sí porque me aporta mucho más de lo que nadie me había aportado en tiempos, sí porque no puedo evitar quererle...
Por lo demás... estoy bien: sigo en el pueblín. Pero estoy bien. Llena de mierda hasta arriba, con una cantidad de trabajo que asusta (con la cantidad de maestros que hay en el paro por qué no mandan un par de ellos a mi cole y así nos quitamos un poco de agobios?) pero contenta porque he conseguido pasar de la jefa que me sacaba de mis casillas (ahora me saca, pero de forma menos permanente). Y además conozco gente y me entretienen: me mandan mensajes hasta las mil y una, me llaman a las tres de la mañana y se presentan en casa a dar guerra un rato... Y eso, para mi, es un poco la gracia de vivir sola...
Y.... no he echado de menos escribir. Pero sentía que tenía que volver...
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