Tras la calma llega la tempestad (o no era así el refrán?) y es que resulta que después de que todo pareciera volver a su cauce y que llegara una chica nueva a casa que me da mucha vidilla porque parece muy majeta y me hace reir mucho, ayer M., el de siempre, me hizo una "proposición" bastante indecente (y no en el sentido que a mi me gustaría :-p). Me dijo que el día 7 es el juicio de la custodia de sus hijos y me pidió que fuese a testificar en calidad de testigo suyo, pero no por nada en especial, sino por ser profe de la niña.
He hablado con él hoy y le he dicho que no puedo, que creo que ha abusado de la confianza que tenemos y que sabe que a mi me iba a costar mucho darle una negativa, pero no puedo decirle que sí por muchas razones, pero sobre todo desde el punto de vista egoísta: como en este pueblo me signifique más me cuelgan del palo más alto. Y si encima me preguntan algo sobre el tipo de relación que tengo con él no sabría donde meterme.
No tengo muchas ganas de hablar de ello hoy, estoy tranquila y espero que nada cambie a partir de ahora con él; creo que no hay nada que ganar ya, tampoco hay nada que perder. Y eso es lo que me da pena; ya nunca será lo mismo, me ha demostrado lo que sé y lo que hay: parafraseando a N.: un espejo roto.
2 comentarios:
Bueno, parece que no pasas un buen momento... no te conozco, pero "un buen abrazo cibernético" viene bien. A ver, sí, mucho mejor un abrazote de un tio grande, que esté macizo... pero chica, esto es lo que hay; jejejeje
Besitos
Pues me conformo con lo que hay ;) Y qué mejor que ese abrazo cibernético!! Gracias!! (seguimos buscando el abrazote del tío grande)
Publicar un comentario