Hay demasiadas luces ahora que anuncian la llegada de una Navidad que ha perdido todo el significado, demasiada iluminación exterior para vacíos interiores llenos de una Nada que se les va comiendo, demasiados olores para esconder la podredumbre que anidamos, demasiadas cosas suaves para camuflar nuestras asperezas. ¡Bienvenidos al mundo donde nada es real! Qué bonito es felicitar la "Navidad" (pero qué invento es este!, como diría Sarita Montiel) a esas personas a las que volverías la cara el resto del año, qué bien te sientes contigo mismo cuando te tragas las ganas de escupir al tipejo de siempre en la cara y, con una bonita sonrisa, le felicitas estas fiestas tan entrañables en las que todos somos tan buenos. ........ ¿Tengo que seguir comentandolo?
La Navidad, la Merry Christmas, se ha convertido, igual que la Noche de los Muertos (Halloween) en un bonito invento americano que llena las pantallas de papás noeles disfrazados por coca-cola (esa bebida que quita el óxido mejor que ningún otro invento y que es 100% adictiva y que, por cierto, yo bebo!). Un invento exitoso, sí es cierto, y es que para los supermercados, las marcas de turrones y las fábricas de juguetes es un éxito: nos cobran una barbaridad por cosas que, en menos de un mes, costarán menos de la mitad. Sí, creo que sigue gustándome la Navidad...
A pesar de eso para mi la Navidad lleva significando algo importante los dos últimos años: el año pasado vino Andrea a verme y... no comment! y este año está pequeñito, un niño que ha llenado de ilusión la vida y que, como siempre le digo a mi hermana, es una bendición del cielo. Para él estas Navidades serán las primeras de muchas que irán llegando y para nosotros serán las primeras con él, y ya por eso, y por su carita y sus sonrisas serán especiales.... La Navidad cobra sentido de nuevo, este año, como hace unos 2000 años, podremos gritar: "Nos ha nacido un niño"...
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