Miro por la ventana mientras me doy cuenta de que ya no queda nadie a quien buscar, mientras sonrío porque llorar hace tiempo que dejé de hacerlo. No hay nadie. Ni esos que un día se llamaron amigos y que desaparecieron tras haber puesto kilómetros en la ausencia.
Dices que las cosas cambian, sí, tienes razón: cambian tanto que llegas a no reconocer lo que es tu vida en comparación de lo que fue. Pero es la vida, mi vida aunque no la reconozca, aunque mirarme en el espejo sea tan difícil como explicar a un niño que algo se ha perdido. Es la vida, mi vida, aunque buscar en la basura sea lo que hago ahora. Es la vida, mi vida y, todavía, tengo ganas de vivirla.
Dices que las cosas cambian, sí, tienes razón: cambian tanto que llegas a no reconocer lo que es tu vida en comparación de lo que fue. Pero es la vida, mi vida aunque no la reconozca, aunque mirarme en el espejo sea tan difícil como explicar a un niño que algo se ha perdido. Es la vida, mi vida, aunque buscar en la basura sea lo que hago ahora. Es la vida, mi vida y, todavía, tengo ganas de vivirla.
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