La recordaré siempre como esa mujer de pelo blanco y gran sonrisa que me miraba y decía "ay, esta Cristina" mientras se reía. No voy a quedarme con la imagen de la mujer con una goma metida por la nariz que vi el otro día en el hospital, tampoco me quedaré con su voz ronca mientras trataba de hablar ni con sus ojos a medio abrir por la morfina.
Me quedaré con sus ojos llenos de vida, con su risa y su sonrisa y, sobre todo, con sus ganas de vivir y de luchar que ha demostrado hasta el último momento diciéndole al médico "por favor no me abandone", sus ganas demostradas, también, en un corazón que se resistía a dejar de luchar a pesar del dolor. Me quedo con eso y con el beso que me dio el otro día. Un lujo.
2 comentarios:
Un beso Cris.
Aqui tienes otro.
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