martes, marzo 29, 2011

Vergüenza

Nunca había decidido dar este blog, no lo había hecho público por muchas razones, quizá la fundamental es porque todo lo que escribo aquí lo sangro: es tan mío que me emociona, incluso, leerlo después.
Pero he decidido compartirlo a pesar de la vergüenza. Tampoco es malo que te conozcan, al fin y al cabo. Ya está bien de llevar la máscara a todos lados. Con un poco menos de maquillaje, también se vive.

domingo, marzo 06, 2011

Tantísimo tiempo...

Hace tantísimo tiempo que no escribo... Y no hay razón para hacerlo ahora. O sí. Da igual, lo hago.


Hoy he leído que la mayoría de los que teníamos un blog hace tiempo lo hemos dejado abandonado y nadie escribe ya en ellos. Quizá esa es la razón: vengo porque no quiero que la vida que aquí dejé escrita se quede olvidada, como todos los diarios viejos que he ido tirando. Quiero que este blog siga vivo, que la memoria de lo que he ido escribiendo aquí siga latiendo. No es posible. No soy la misma que empezó a escribir hace ya unos cuantos años. Sin embargo siento que las palabras sin sentido (¿?) que plasmé tienen mucho que ver con lo que soy ahora. Soy, también, lo que en este blog describí que era. No soy más yo que cuando escribo y aquí lo hago sin miedos, desnudando mi alma más que en cualquier otro lugar. 


Palabras... Esas son las que definen mi vida, son las que suben y bajan por mi cuerpo para definir mi mente. Palabras.... Sólo eso y mucho más que eso, y es que las palabras no han sido nunca nada sin una voz que las acompañe. Sólo así cobran su sentido. Por eso aquí no lo tenían. El papel blanco, la pantalla del ordenador, las deja planas.
Palabras... Palabras con sentido, con sentimiento, con seguridad, con sencillez, con sensiblería en ocasiones, sensatas (alguna vez se me escaparon estas), pero siempre sentidas.
Palabras... Ni muchas ni pocas: las que necesitaba para explicar lo mucho que dolía o lo contenta que estaba. 
Palabras... Esas que ahora no salen ni aunque las busque. Esas que se han escondido en la comodidad del amor encontrado y asentado (si alguna vez el amor se asienta), esas que vuelan con las mariposas del estómago cuando viajo de su mano, esas que pensé que se iban a quedar en Burgos para siempre y ahora han decidido venir conmigo hasta Palencia, esas que siguen esperando la oportunidad de encontrar su sitio en la ciudad que dejó de serlo.
Palabras... Las que te describen, las que te adornan, las que te siguen, las que se diluyen con el tiempo.
Palabras, palabras, palabras. Sólo palabras y todo palabras.




Y hoy no salen las palabras: estamos a la espera de una prueba importante de mi sobri pequeño. Hoy no hay palabras, no hay nada. Sólo nervios atados al estómago. Irá bien, seguro, pero nos han robado las palabras.