sábado, enero 28, 2012

Tanto tiempo, tantas cosas.

Pensaba, y de nuevo sentí la necesidad de escribirlo, en lo difícil que se me hace desaparecer, volverme invisible cuando yo quiero ser visible. ¿Por qué, entonces, volverme invisible? Porque lo he prometido.

Sé que esto no tiene ni pies ni cabeza. Sé que no hay quien lo entienda (bueno, alguien habrá).


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Y ya nada es lo mismo sin ti. Y yo muero de pena con tu silencio. Ya no puedo, lo sé, pero te repetiría mis palabras, las ya dichas, una y mil veces.

Y desaparezco. Me escondo. Espero...