lunes, abril 17, 2006

Hace ya demasiado tiempo de esto...


Nunca has podido ser el espejo en el que mirarme, y yo nunca he podido ser tu reflejo. Pero sentí que mi luz blanca se hacía arcoiris al encontrarse con tu cristal. Y brillé. Brillé como nadie ha brillado jamás porque con tu luz me hice invencible. Todavía hoy, cuando el sol parece entrar a verme, cuando todavía te adivino entre sábanas de colores y calles sin nombre, todavía hoy, cuando nadie hay en la calle y cuando la gente me rodea pareciendo preguntar algo que no me importa, te sigo esperando... Hay cosas que siguen oliendo a ti y a tu ausencia. Hubo, en su día, un bote de colonia, ahora, en su lugar, hay una mesita esperando que unos pies se posen sobre ella, que una mano le quite las migas, que una voz susurre a su lado... Hoy, tenía ganas de escribir a la ausencia que dejó quien se fue. Porque nadie vuelve, pero nadie se va. El hueco, ese que tengo, no lo llenará nadie. Es mío. Es suyo. Es nuestro. Para ti, para quien seas, para cuando llegues, habrá otro. Porque nadie tiene derecho a quitarnos los sueños...

sábado, abril 15, 2006

Sigue siendo Viernes Santo en el mundo

Es, de nuevo, Viernes Santo. Hoy, de nuevo, como hace dos mil años, como desde que este mundo de locos fue creado, sigue muriendo gente en la cruz. No pasarán a la historia, no llenarán el mundo de ilusiones, de mensajes reveladores, de iglesias que se apoderan de un mensaje que no es suyo y lo tergiversan como les interesa. No cambiarán el mundo, no harán que nadie se arrodille ante ellos y nadie se acordará de quién está enterrado en ese lugar o a quién se comieron los buitres. Pero irán pesando en nuestra conciencia de personas que vivimos en el mundo acomodado, irán pesando en el alma de todos los que nos damos golpes en el pecho en una iglesia sin mover un dedo, irán pesando en el ánimo de los que piensan y sienten diferente.
Es viernes santo de nuevo, un viernes santo sin mayúsculas y sin repercusión alguna en los medios. Es un viernes santo atípico, lleno de una nada turbadora. Es un viernes santo que recuerda mucho al Viernes Santo que llenamos de boato y procesiones; es el viernes de la Cruz, el viernes en el que Dios mismo cargó con un madero y lo subió por la montaña mientras todos miraban y sólo el Cirineo le echaba una mano, es el viernes en el que se desgarró el velo del templo cuando expiró. Es Viernes de nuevo: miles de muertos por bombas, muertos por minas "antipersonas" (cuánta maldad ya en el nombre...) y muertos por falta de un agua que nosotros nos atrevemos a derrochar, muertos por hambre, muertos, muertos, muertos, muertos, muertos...
Y hoy celebraremos que se acabó, que Jesús ganó a la Cruz, que resucitó, que nos llenó de esperanza. Y volveremos a olvidarnos de que antes de esa resurrección que cambió la historia hubo y seguirá habiendo miles de Viernes Santos.

lunes, abril 03, 2006

Después el silencio

El siencio apareció en forma de muerte, de la muerte de ese tío del que hablaba hace relativamente poco un par de post más abajo. Creo que es la hora de escribir sobre ello, de convertir en letras todo lo que he ido sintiendo en estos días.

Hoy he leído algo muy bonito sobre la muerte en esa página que ya he colgado en más de una ocasión por aquí: el blog del mundo llamado "mis circunstancias"; en él se decía Pero la muerte puede ser bella. La más bella es la que llega a tiempo, la muerte vivida de forma lúcida y serena, rodeado de las personas amadas. ¡Qué maravilla, poder morir así! ¡Ojalá que muramos así! ¿Qué temor puede haber en morir así?

Leyendo esto se me plantean varias preguntas: ¿ha sido la de mi tío una muerte bonita? ¿ha muerto de forma lúcida y serena? ¿rodeado de las personas amadas? ... Quien mejor me conoce sabe la forma en la que respondería a estas preguntas.

A mi no me gustaría morir así, quizá eso es lo único que puedo decir. Morir con tu cuñado porque tu hija y tu mujer no tienen el valor de estar contigo en los últimos momentos en los que puedes estar no debe ser tremendamente reconfortante; que sea tu cuñado quien te dé la mano, quien te diga que estés tranquilo y quien tenga que cerrarte los ojos tampoco debe ayudar mucho. Pero estoy seguro de que él está tranquilo igual que lo está mi padre por haber estado con mi tío mientras moría y es que, según sus propias palabras, ha ayudado a "bien morir". Y eso me crea satisfacción y me llena de orgullo.

Doy gracias a ese Dios en el que creo creer por la familia que tengo, especialmente por mi padre, capaz de tragarse la mayor de las "porquerías" con la mayor de sus sonrisas.

------ Ojalá tenga la fuerza suficiente para no recriminar nada a quien nada ha sido capaz de dar y quien ha sido capaz de llorar --------