sábado, enero 08, 2005

Pues hoy... no!

Bueno, no pasa nada... no podía esperar nada diferente salvo que quiera vivir en la inopia más inopiosa que ha parido madre. Conozco a Andrea desde hace cuatro años, se ha comportado como lo está haciendo ahora durante ese tiempo, aunque fuese con la "pequeña diferencia" de que no estábamos juntos. Bueno.... no vamos a pedirle peras a un olmo, y él no es que sea un olmo, es que es italiano, que es peor (son un poco alcornoquillos ellos de tan guapos como son)
Bueno, la cosa es que no he tenido noticias de él, lógicamente no se acaba el mundo: como mucho llegamos al punto en el que yo me pongo digna digníiiiiiiiisima y no le he mandado ni un mensaje, pero joé... ayer se cortó porque se le acabó la batería y no llamó y desde entonces.... dissappear!!!
La verdad es que da igual, y, como dice un chico de Salamanca (al que por cierto tengo bastante bastante abandonado) estoy enamuriéndome, verbo que me encanta. Así que me entregaré con gusto a los sufrimientos que da el enamorirse y pensaré que, al final, si tanto le he querido por los siglos de los siglos, era porque, el muy mamón, era como es...
Podéis limpiaros los mocos con lo que digo. No lo escribo para vosotros, sino para no terminar yo con un pegotito de mierda en el corazón que luego no hay quien quite. Y el domingo me vuelvo al pueblín esta vez con la promesa de que no se me caiga el mundo encima y con la convicción de que no tengo derecho a quejarme: en 26 días estaré rumbo a Venecia a ver al impresentable del teléfono. Acaso eso no es bonito?
Puaj!! Creo que estoy empezando a darme asco, a derretirme y hacerme mielecita cursi. No soy capaz de comportarme como una persona normal a pesar del cuelgue? Nadie puede hacerlo? Por qué de repente cuando te cuelgas con alguien no eres capaz de pensar por ti mismo sin que te salgan esas grandes horteradas que escribió el gran Bécquer? (con perdón para las horteradas) Dios, qué iguales somos al final, y cómo se repiten los ciclos...

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