lunes, abril 03, 2006

Después el silencio

El siencio apareció en forma de muerte, de la muerte de ese tío del que hablaba hace relativamente poco un par de post más abajo. Creo que es la hora de escribir sobre ello, de convertir en letras todo lo que he ido sintiendo en estos días.

Hoy he leído algo muy bonito sobre la muerte en esa página que ya he colgado en más de una ocasión por aquí: el blog del mundo llamado "mis circunstancias"; en él se decía Pero la muerte puede ser bella. La más bella es la que llega a tiempo, la muerte vivida de forma lúcida y serena, rodeado de las personas amadas. ¡Qué maravilla, poder morir así! ¡Ojalá que muramos así! ¿Qué temor puede haber en morir así?

Leyendo esto se me plantean varias preguntas: ¿ha sido la de mi tío una muerte bonita? ¿ha muerto de forma lúcida y serena? ¿rodeado de las personas amadas? ... Quien mejor me conoce sabe la forma en la que respondería a estas preguntas.

A mi no me gustaría morir así, quizá eso es lo único que puedo decir. Morir con tu cuñado porque tu hija y tu mujer no tienen el valor de estar contigo en los últimos momentos en los que puedes estar no debe ser tremendamente reconfortante; que sea tu cuñado quien te dé la mano, quien te diga que estés tranquilo y quien tenga que cerrarte los ojos tampoco debe ayudar mucho. Pero estoy seguro de que él está tranquilo igual que lo está mi padre por haber estado con mi tío mientras moría y es que, según sus propias palabras, ha ayudado a "bien morir". Y eso me crea satisfacción y me llena de orgullo.

Doy gracias a ese Dios en el que creo creer por la familia que tengo, especialmente por mi padre, capaz de tragarse la mayor de las "porquerías" con la mayor de sus sonrisas.

------ Ojalá tenga la fuerza suficiente para no recriminar nada a quien nada ha sido capaz de dar y quien ha sido capaz de llorar --------

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