martes, febrero 13, 2007

Creo no haber comentado aquí nada acerca de un compañero de trabajo que es un enfermo mental. Es triste tener a alguien con una enfermedad mental, aparte de inmadurez, trabajando en un colegio, "educando" (maleducando, diría yo) a niños. Qué triste es tener que comprobar que ese chico dice a los alumnos cosas como: este no os quiere, este os tiene manía o lindezas por el estilo. Un sistema educativo que permite que individuos como este (que falta, por cierto, mucho (y sin justificar) al cole) trabajando en la educación hacen que sea mucho más fácil comprender por qué estamos en esta situación. (y nos toca rezar porque este año no apruebe la oposición, porque de momento sólo es interino)

2 comentarios:

Yayo Salva dijo...

Entre resabiados, asustados y locos, ¡está buena la plantilla de educadores! En fin, paciencia.

Cris dijo...

Y las cantidad de cosas que no sabemos... Eso es lo peor!!

Dónde venden eso?? Yo siempre digo que la paciencia la tengo con mis niños, no con el primer cantamañanas que se acerca; y es que ya está bien de aguantar bobos, no? (este es el derecho a desahogo, sorry)