martes, junio 19, 2007

Por Juanjo, el primo de mi madre, mi dentista de toda la vida, el único que ha conseguido quitarme una muela, el que sufrió un mordisco por un ataque de rabia (quería empastarme una muela!!! qué se había pensado?? ejem, yo y mis dientes). Pero, sobre todo, por el único que hacía que sentarse en el potro de torturas del dentista fuese, también, un buen rato de risas.

Juanjo, desde allí, desde donde estés, que sepas que te recuerdo con una sonrisa. Me quedo con eso.

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