sábado, agosto 21, 2010

eMail enviado y nunca recibido...

De vez en cuando no puedo evitar la nostalgia y las preguntas. Nos debemos una llamada, una conversación, un café.

No sé el cuándo, pero sí el cómo: mirándonos a los ojos y con el corazón en la mano. Creo que tengo que cerrar tu puerta pero no puedo; tu recuerdo sigue en medio...

Mi teléfono sigue siendo el mismo, aunque ya no suelo tenerlo encendido a las cinco de la mañana...

--- ¿Por qué duele tanto que alguien se marche sin despedirse, que no vuelva a cogerte el teléfono y que desaparezca de ese mapa que decidisteis hacer juntos? Cómo me grita tu silencio... ---

2 comentarios:

El Asombroso Chico Cinético ® dijo...

A veces el tiempo borra la duda. A veces es poco, otras es mucho. Depende. Espero que esos cafés se tomen, pero si no es así, espero que olvides que te prometieron tomarlos. Un beso

Yayo Salva dijo...

No cierres la puerta a la esperanza.
Paz y bien...