domingo, agosto 21, 2005

Eduardo de la Hera, sacerdote palentino, ha escrito esto de Frère Roger


HERMANO ROGER DE TAIZÉ



«En medio de este agosto de fuego, nos ha sorprendido la partida del hermano Roger de Taizé. Una perturbada rumana lo asesinaba el martes, durante la plegaria de vísperas»
Le quitaron la vida, cuando hacía ya mucho tiempo que la había entregado. Como a Cristo, le robaron su muerte. Lo asesinaron como a Gandhi, como a Luther King, como a otros líderes pacíficos y pacificadores. Ha sido la suya una muerte muy poco gloriosa...
En medio de este agosto de fuego, nos ha sorprendido la partida del hermano Roger de Taizé. Una perturbada rumana lo asesinaba el martes, 16 de agosto, durante la plegaria de vísperas. Ha sido una muerte inesperada. Muchos jóvenes habían compartido con él, en la colina del monasterio que él fundó, la oración, el compromiso cristiano, la mirada esperanzada hacia un mundo que cruje en muchos, demasiados lugares. En 1986 pasó por allí el Papa Juan Pablo II, quien dijo: «Se pasa por Taizé como junto a una fuente…». El Papa Benedicto desveló, antes de su viaje a Colonia, que al hermano Roger le hubiera gustado acompañarle, pero su precaria salud se lo impedía…
Pionero en casi todo. Cuando había que levantar los ánimos deprimidos. Cuando había que firmar la paz en los corazones (la más difícil). Cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, había que seguir apagando tantos fuegos. Pero, sobre todo, el hermano Roger Schutz fue especialista en diálogo y en convergencias ecuménicas, haciendo siempre camino hacia la unidad de los cristianos...
En 1974 inauguró el Concilio de los jóvenes: un encuentro de oración y compromiso que se repetiría en lo sucesivo. Cuando los muchachos le preguntaban (como los discípulos del Bautista) «¿qué debemos hacer?», casi siempre respondía: «Si existe un camino, comienza por ti mismo…». En otra ocasión, un joven le preguntó: «¿Cómo ve usted la autoridad en la Iglesia?». Y él respondió: «Con harta frecuencia, la autoridad en la Iglesia ha sido identificada con un poder temporal, siendo así que la Iglesia es primordialmente comunión. La autoridad en la Iglesia no es monárquica ni democrática, sino pastoral». Siempre vivió pobremente. Decía: «A partir de su pobreza, el hombre ama, crea, lucha, se maravilla, pero paga caro el precio de su libertad».
Les aconsejo un libro suyo, editado por Herder y titulado: Que tu fiesta no tenga fin. La suya no lo tendrá, ahora que encara la eternidad…
Hermano Roger, ¡qué bien hiciste las cosas! Tu monasterio, en la bella Borgoña francesa, quedará para siempre como una parábola de reconciliación. Antes ya del Concilio Vaticano II, al que asististe como invitado especialísimo de tu amigo el Papa Juan XXIII, habías ensayado ampliamente el concierto de la unidad. Recordabas mucho a tu abuela, cuando te llevaba a rezar a una iglesia católica: a ti, hijo de un pastor calvinista.
En la memoria quedan tus encuentros con los pobres de los suburbios del mundo, porque eras un místico activo y un activo contemplativo. Te sonrojarías, si leyeras los reconocimientos a tu labor: Premio de la paz en Alemania, premio Templeton (1974), premio de la UNESCO (1988) y otros más.
¡Adiós, hermano Roger! Descansa en la paz del Cristo, cuyo rostro nos devolviste con tanta fidelidad. ¡Adiós, hermano universal!
Ruega desde allá por las tareas ecuménicas de acá. (Diario Palentino - EDUARDO DE LA HERA BUEDO )

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